Publicado: 13.10.2019
A causa del tifón, pasamos el último día mayormente en el centro comercial que estaba justo al lado de la estación de tren y de nuestro hotel. Las maletas se volvían cada vez más pesadas...
Una vez más se demostró lo bien que la pasamos juntos, ya que a pesar de ir de compras, casi pasamos todo el día juntos.
Después de las agotadoras compras, los desamparados empleados del hotel se alegraron de que Katja pasara por la recepción, aunque cargando mucho, y así pudo brindar primeros auxilios a un huésped.
Ha llovido y ha soplado viento todo el día. Aún así, por la noche pudimos disfrutar de una cena tradicional japonesa de sushi en el barrio Do-tombori - un distrito de Osaka con innumerables restaurantes y una vida nocturna activa.
Como es habitual, tuvimos que quitarnos los zapatos y, todavía un poco incómodos, disfrutar de la comida sentados en el suelo. Los mayores aún lo sentimos al día siguiente.
Los sushis estaban muy deliciosos y, como siempre, excepcionalmente bien presentados.
A las 22h estábamos de vuelta en el hotel. Aún no sabíamos exactamente cómo y cuándo continuaríamos mañana. Sin embargo, Miyuki ya había reservado las habitaciones por una noche más.
La vista sobre Osaka desde la habitación del hotel era grandiosa. Esto compensó un poco el hecho de que no pudimos recorrer la ciudad durante el día.