Publicado: 30.09.2024
Hoy hemos visitado mi ciudad natal, Ginebra. La ciudad siempre es impresionante. Ya cuando paseamos por la orilla del lago de Ginebra por la mañana, pudimos ver el Jet d’Eau, que se elevaba majestuosamente (140 metros). Por supuesto, también hicimos una parada en el Reloj de Flores. Está compuesto por miles de flores coloridas que cambian según la temporada y representa la conexión de Ginebra con el arte de la relojería.
Luego nos dirigimos al casco antiguo de Ginebra. Las estrechas calles empedradas y los encantadores cafés pequeños desprenden un encanto especial. También es notable la Catedral de San Pedro, que es un hito histórico de la ciudad y data del siglo XII. Es conocida por su arquitectura gótica y su papel en la Reforma, ya que el reformador Juan Calvino predicó aquí.
Después de la pausa para el almuerzo, paseamos por la Rue de la Confédération, que es una de las calles comerciales más conocidas de Ginebra. Luego tomamos el tranvía hacia Carouge, un encantador barrio en Ginebra.
Fue un día hermoso y relajante, y esperamos poder regresar algún día.