Publicado: 22.04.2022
Hoy nos hemos dejado llevar por Holger (pronunciado: Olcher), un taxista local (recomendación del barman de ayer, que por cierto se llama Junior (pronunciado: Chunior) y que últimamente me llama 'Doña Claudia' 😁) hacia el Parque Nacional Cahuita. A las 8:45 en punto, Holger llegó como lo habíamos acordado y nos llevó en un Jeep rojo en media hora hasta la entrada del parque. El Parque Nacional Cahuita es relativamente pequeño, pero alberga una enorme variedad de flora y fauna, además de playas de arena blanca y uno de los últimos arrecifes de coral vivos de Costa Rica.
Hay dos entradas al parque nacional, en las estaciones de guardaparques Kelly Creek y Puerto Vargas, que están conectadas por un sendero de 8,5 km. Decidimos entrar por la entrada de Kelly Creek, que se encuentra en el pueblo. Se permite la entrada al parque a cambio de una donación. De hecho, en la estación de guardaparques revisan las mochilas en busca de bolsas de plástico y se pide que se desechen. Y a pesar de la gran cantidad de personas en el parque y la falta de botes de basura, ¡no vemos ni un pedacito de envoltura en el camino durante las siguientes horas! ¡Increíble! Pero no queríamos buscar basura, sino caminar, ver animales y encontrar un bonito trozo de mar con playa. Así que, ¡vamos! No nos decepcionamos, justo en los primeros metros, ANTES de la entrada, se sienta una iguana que se está comiendo una piña. En el camino vemos un perezoso, 2 mapaches, muchos monos capuchinos (¡bastante agresivos estos animalitos!) y monos aulladores, geckos, cangrejos, un tucán y varias iguanas basílicas (también llamadas iguanas de Jesucristo, porque pueden correr sobre el agua 😁). En un punto tenemos que cruzar un río descalzos que desemboca en el mar. En el río hay un montón de señales que dicen 'por favor no alimentar a los cocodrilos' y como Sebastián prefiere no ser alimento él mismo, se deja cargar. ¡Decisión sabia! 😉
Después de aproximadamente 2,5 km, Sohni se rinde: son aproximadamente las 11, y el calor empieza a ser realmente intenso, además tiene hambre, está aburrido ('Ya hemos visto monos') y en general. ¡Así que, break en la playa!
Después de un exitoso descanso y un snack, el ánimo mejora nuevamente. Regresamos caminando, tomamos otro snack en un restaurante y esperamos a Holger, quien nos llevará de vuelta a casa. A las 15:00 llegamos, nos quedamos un rato en la piscina y ahí me encuentro seriamente con personas de Zaragoza. ¡Quiero decir, qué probabilidades hay! Tenemos una agradable conversación sobre la tierra natal y conocemos a una familia de Israel. Todos intercambian consejos, Junior de nuevo busca animales para todos y me cuenta que en Costa Rica hay 185 especies de colibríes, de las cuales dos aparecen a menudo en el jardín aquí. La cena de hoy es por segunda vez en el Beach Break, que es nuevamente excelente.
Mañana y pasado mañana nos dedicaremos a relajarnos extensamente antes de recibir nuestro automóvil el domingo y comenzar el viaje por carretera.