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Santiago, allá vamos...

Publicado: 16.09.2018

Después de una noche bien dormida y tranquila, esta mañana a las 6:00 am se hizo presente, por primera vez, el gorrón interior: 'hola..... la última etapa nos espera.... 26 km.... será agotador....' ok, ok..... entendido.... Moni quiere darse la vuelta otra vez.... 'Moni... el camino llama.... será agotador y largo.' Yo me quejo un poco. Admito: estoy emocionado:... un poco. Rápidamente nos preparamos, unte algunos sándwiches en la habitación del hotel para el desayuno y el camino (todo comprado la noche anterior en el supermercado) y luego nos ponemos en marcha. Afuera todavía está oscuro. Nos dirigimos al primer bar. Un café es indispensable. Luego seguimos las flechas amarillas. Volví a ir demasiado rápido.... lo siento..... pero es la alegría de la anticipación. Quiero llegar después de 12 días de caminata. La meta está tan al alcance, y aún así a 26 km de distancia. Afortunadamente, está nublado. Las temperaturas son muy agradables. Eso da esperanza. Estamos de buen humor y nos divertimos mucho. De alguna manera, siempre tenemos algo de qué reírnos. No todos los peregrinos que nos adelantaron parecen tener comprensión por ello. Tal vez nos falta la seriedad necesaria para algunos. Sin embargo, siempre encontramos razones para reír, y eso hace que el camino sea mucho más fácil: cruzamos campos, bosques, pasamos por aldeas más o menos deshabitadas, seguimos carreteras desérticas y nos fascina, una y otra vez, las increíblemente opulentas iglesias que encontramos en nuestro camino. Desde afuera parecen, más bien, deterioradas y poco llamativas, y por dentro pura fascinación. El sol permanece casi todo el día escondido detrás de la capa de nubes. De este modo, la temperatura es al menos soportable. El camino se vuelve largo y nosotros más lentos. Las largas distancias paralelas a las carreteras son tan agotadoras. Nos motivamos mutuamente y luego, después de 7,5 horas de marcha a pie, lo hemos logrado:... ¡hemos llegado! ¡Finalmente! Con Google Maps naveganos hacia nuestro apartamento alquilado. 😱😩.... Al ver la fachada, casi empiezo a llorar de agotamiento y frustración....... aquí no hay manera de que me metan, ni con diez caballos. Monika está igual de horrorizada. De alguna manera, todo se veía muy diferente en Internet. Monika llama al timbre.... un chino abre. A regañadientes lo seguimos al primer piso. Con alegría nos muestra la casa en ruinas.... nos faltan las palabras. Más rápido de lo que llegamos arriba, ya estábamos afuera de nuevo y coincidimos en que NO queríamos vivir ALLÍ bajo ninguna circunstancia. En el siguiente banco consultamos internet y reservamos un nuevo alojamiento muy cerca. Solo queríamos descansar, quitarnos los zapatos y habernos llegado.....

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