Publicado: 27.08.2019
Hungría nos despide con una interminable Puszta, que nos recuerda al oeste de América: las carreteras siempre rectas, solo que no tan bien y solitarias, lamentablemente. Kecskemét sorprende con impresionantes edificios y áreas verdes, ¡qué maravilla! También las temperaturas subieron de 22 a 36 grados, ¡uf! Solo se desea un poco de viento en la cara, lo cual no es tan fácil con el tráfico. Pero lo lograremos. Finalmente Rumanía, un país en el que nos enamoramos el año pasado. Si en la frontera húngara aún hay funcionarios sin mucho trato, en la frontera rumana no hay ninguno - ¿quién querría ir a Rumanía? ;-) Este país lo recorrimos el año pasado, arrojamos un montón de prejuicios por la borda y no menos, conocimos a personas maravillosas, además de rumanos, divertidos eslovacos e incluso amables bávaros (Manuela y Christoph). P.D.: Pensamos mucho en ustedes, están haciendo todo bien. Hoy finalmente acampamos salvajemente. Pequeño río, campo de maíz, fogata. Romanticismo puro. Mañana nos dirigimos a la Transalpina, que no pudimos hacer el año pasado. Hasta entonces, La Revedere - Adiós