Publicado: 28.10.2018
Todo en el campamento estaba mojado, rojo y fangoso a la mañana siguiente, y la lluvia continuaba. Sin fuego, es decir, sin agua caliente, sin té, sin café. Empacamos todo, mojados y sucios como estaba todo, y nos dirigimos hacia el Kings Canyon, el desfiladero más grande de Australia y parte del Parque Nacional Watarrka de 72,200 hectáreas en la Cadena George Gill. Con sus empinados muros de roca de más de 200 m de altura y valles cubiertos de helechos, queríamos hacer una caminata. Lamentablemente, esto se vio frustrado por la lluvia. El agua no dejaba de caer. Luego, el regreso estaba en duda, pues se planeaba una ruta de 156 km por el outback (carretera sin asfaltar) hacia Alice Springs, que estaba parcialmente inundada por la lluvia. Tres autobuses del outback se unieron y se atrevían a avanzar. Fue bastante aventurero y todo en nuestro cuerpo, después de horas de manejo, estaba más o menos comprimido, agitado y sacudido. En el camino vimos un dingo al costado de la carretera. Nuestros equipajes, después de las secciones inundadas, lucían así en el remolque. Timo, nuestro hijo, nos escribió: ¡Aventura = problemas elegidos por uno mismo! A pesar de todo, el viaje al outback valió la pena, estábamos muy conectados con la naturaleza y la simplicidad de la vida. Fue una buena experiencia.