Publicado: 03.05.2019
El día comienza con un paisaje brumoso y un delicioso desayuno. Demasiado pronto empieza a llover. Aunque, según las experiencias en Chamacó, se asemejaba más a una llovizna. Nuestro destino es Castro y luego el Parque Nacional. Castro nos deja recuerdos de sus atascos de tráfico, y de su iglesia, que conocimos durante un funeral.
Inicialmente, paso por alto la entrada al Parque Nacional y me dirijo a la costa del Pacífico con una amplia playa de arena. Justo a tiempo llegamos a la entrada del Parque Nacional, pues había dejado de llover y un poco de sol comenzaba a asomarse. Será un paseo a través de un paisaje virgen, que nos recuerda a los pantanos y a las Galápagos.
Sin embargo, el punto culminante es nuestra cena en la Cocinería Dalcahue justo en el muelle. Dos cocineras muy alegres prepararon nuestra comida ante nuestros ojos.