Publicado: 31.07.2019
Hoy el despertador nos despertó a las 03:30 y a las 04:15 partimos hacia el Cabo Norte. Queríamos evitar el estrés de densidad de este lugar muy turístico y llegamos a las 6:30. Hacía un frío intenso, había niebla, hacía mucho viento y llovía ligeramente. Los ciclistas, que acampaban con sus tiendas en todos los rincones posibles y protegidos del viento, nos daban mucha pena. Desde el mirador no veíamos más allá de un metro debido a la niebla. Los acantilados de pizarra y el agua más abajo no eran visibles.
Cuando descubrimos que el restaurante ya estaba abierto, buscamos un lugar cálido. Desafortunadamente, el restaurante solo tenía una oferta a esa hora, así que nos vimos obligados a aprovecharnos del riquísimo bufé de desayuno (¡nooominoom!). Un obstáculo que aceptamos gustosamente :-)