Publicado: 24.08.2024
Nos recibieron con mucho cariño Eduardo y Annalena, como debe ser con un asado.
La decisión de dejar nuestro Bibo con ellos fue absolutamente correcta, muchas gracias.
Después de visitar un monasterio, nos encontramos con ellos de nuevo por casualidad esa noche.
En un campo de meteoritos pudimos admirar las rocas que caían del cielo. Aquí se encuentra el más grande del mundo con 37 toneladas.
En la bahía de Formosa pudimos admirar los primeros caimanes.