Por fin ha llegado el momento de que yo también escriba algo en nuestro hasta ahora tan maravillosamente llevado blog de viajes. Alguien tiene que bajar los estándares otra vez. :D Pero bueno, vamos a las cosas importantes... ¿cómo continuó nuestro viaje hasta hoy?
Después de Waiheke Island, al día siguiente fuimos con algunos de nuestro hostel a Rangitoto Island, un volcán extinto donde la naturaleza simplemente prosperaba. Realmente fue impresionante ver cómo las plantas trepaban sobre la roca volcánica enfriada y cubrían casi toda el área.
PASARON unos días y de repente éramos los orgullosos propietarios de un Mitsubishi de 13 años (su nombre es, por cierto, Akramis Grandis, derivado del vendedor de coches de confianza:
Akram y del nombre real del coche) equipado con una cómoda cama y suficiente espacio de almacenamiento para todo lo que tenemos aquí. Justo la noche después de la compra, también experimentamos lo fácil que es dormir en un coche con cama en Nueva Zelanda... ¡no! Porque si quieres gastar la menor cantidad de dinero posible y no puedes permitirte un carpark caro cada noche, entonces tienes que dormir con un sentimiento extraño y medio ilegal al borde de la carretera y, de preferencia, cerca de un baño para poder cepillarte los dientes y vaciar la vejiga. Por suerte, ya había descargado la aplicación correspondiente para buscar baños públicos en el hostel. Hasta ahora no la hemos necesitado, porque por casualidad, en realidad de camino a un carpark demasiado caro, encontramos un estacionamiento que también tenía un baño urgentemente necesario cerca.
Al día siguiente (la noche fue buena y se podía dormir realmente bien en nuestro coche) nos dirigimos a nuestro primer alojamiento a largo plazo y nuestra primera experiencia de workaway. Hicimos paradas en el Alice Eaves Scenic Reserve y el Wenderholm Regional Park.
Después de tantas experiencias, realmente debo decir que se siente como una eternidad estar aquí en Nueva Zelanda. Los días pasan tan rápido, porque siempre hay algo que hacer o ver. Especialmente aquí en nuestro nuevo hogar temporal. Con una propiedad que abarca varios miles de metros cuadrados y que también está en una colina, cortar el césped es realmente divertido. Afortunadamente, hay una cortadora de césped autopropulsada que me ha ayudado mucho en el trabajo. El jardín correspondiente (incluso con árboles de plátano) también ofrece suficientes cosas que nos quitan unas 4 horas diarias.
Los primeros signos de nostalgia ya comenzaron a hacerse notar, curiosamente siempre con especial intensidad cuando dábamos un paseo por la pequeña pero encantadora playa justo a la vuelta de la esquina de nuestro alojamiento. Al parecer, las olas y su ruido hacen que uno se sumerja en pensamientos.
Aun así, no quisiéramos revertir todo esto.
-Tom