Publicado: 23.03.2023
Hoy las lagunas de Bolivia estaban en la cima de nuestro programa. Pasamos por un grupo de llamas, que paseaban tranquilamente por la calle. Campos de quinoa en los colores más variados pasaban por nuestro lado y sólo pudimos ver el volcán Ollagüé, de 5,870 metros de altura, desde un mirador. Luego continuamos. A veces dejábamos nubes de polvo espesas detrás, a veces el terreno era pedregoso, con y sin matas de pasto, el paisaje es muy diverso. De repente sufrimos un pinchazo, aprovechamos la parada forzada para disfrutar de la naturaleza. Después nos dirigimos a las primeras lagunas y observamos las tres especies de flamencos que se pueden ver aquí. Después de almorzar en una de las lagunas, nos pusimos en marcha a través del desierto de Siloli con sus impresionantes formaciones rocosas y adorables chinchillas. En el camino nos encontramos con un zorro andino, que nos observaba con tanta curiosidad como nosotros a él. Nuestro último punto fue la Laguna Colorada, con su color rojo y sus cientos de flamencos. Después de llegar a nuestro alojamiento en medio de un pequeño pueblo en el desierto, disfrutamos del mejor cielo estrellado de nuestras vidas.
En el último día de nuestro tour, la alarma sonó a las 4:15 a.m. Puntuales para el amanecer, estábamos en los géiseres de 'Sol de la Mañana'. Aquí no brota agua hacia el aire, pero escuchamos, vimos y olimos cuán activa está la madre naturaleza. Luego tuvimos que ir a las aguas termales para calentarnos de la fría noche del desierto. Cruzamos el desierto de Salvador Dalí, que fue denominado así porque las formaciones rocosas supuestamente se parecen a sus pinturas, aunque él nunca ha estado aquí. Con la Laguna Verde visitamos nuestro último punto en Bolivia y luego, tras un poco de espera, cruzamos la frontera hacia Chile. Aquí cambiamos a otro vehículo y así nuestra gira en jeep terminó desperamente rápido.