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Relajación en la piscina... ese era el plan.

Publicado: 12.05.2024

Una semana en Atenas está por llegar. He decidido quedarme en un hotel de 4 estrellas un poco fuera de la ciudad, ya que he recorrido Atenas en múltiples ocasiones. Una semana de relajación en la piscina me vendría bien. Esa es mi teoría.

En la práctica, las cosas fueron muy diferentes.

Todo el hotel estaba vacío. Parecía ser el único huésped. El ascensor estaba en un estado tal que no estaba seguro de si realmente podía transportar mi equipaje y a mí. La habitación era sencilla, pero eso está bien para mí.
El baño era otra historia. El inodoro aún mostraba restos de un soporte de asiento. Un constante hilo de agua corría del inodoro por la habitación, para desaparecer en el desagüe debajo del lavabo. La bañera no tenía cortina de ducha ni separación para no empapar todo durante una ducha.

Dado que había estado viajando durante 35 horas, decidí tomar primero una ducha, comer algo y luego reevaluar. A veces se ve todo con otros ojos cuando se está saciado y fresco.

Así es la teoría.

Mi pregunta al recepcionista sobre dónde podría conseguir algo de beber lo dejó en una confusión moderada. El restaurante promocionado no existía. Al menos me dieron un vaso de agua de la dispensadora en la oficina. Al regresar a la habitación, me di cuenta de que tampoco había agua caliente para ducharme.
Desconfiado, pregunté dónde estaba la piscina. Le invadió un ligero pánico cuando me explicó que no se podía usar debido al mal aire. Sin embargo, mañana vendría el servicio. Al igual que para el agua caliente.

Ahora, decidí echar un vistazo a la zona de la piscina.
- Allí el servicio tampoco ayudaría mucho. El jardín había estado abandonado durante meses, los muebles de jardín promocionados eran 3 sillas rotas que estaban en los arbustos.

Ese fue el momento en el que decidí dejar este hotel. Según el recepcionista, vendría alguien que hablaba inglés a las 23:00. Hasta ahora nos habíamos entendido con Google y lenguaje de señas. Así que a esperar.

Infinita cansada, porque llevaba 48 horas en pie, me presenté en la recepción a las 23:00. Le expuse mi problema a un joven griego. Iba a abandonar el hotel al día siguiente y quería que me devolvieran mi dinero. Él, a su vez, le tradujo a un anciano, su padre y dueño del hotel.
Después de unos idas y venidas, él hizo un gesto despectivo en mi dirección con el comentario 'Malaka'. - Eso sé de griego.
La sensación incómoda de estar sola como mujer en este gran hotel frente a estos 3 hombres en esta situación es difícil de describir. La habitación, de todos modos, fue cerrada durante la noche.

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