Publicado: 14.07.2017
Después de un buen desayuno, partimos directamente a las nueve de la mañana a lo largo del Achensee. Sin embargo, se pronosticaron lloviznas para todo el día, que se volverían más frecuentes hacia la tarde. Justo al inicio, ya llegó la primera llovizna, pero mi chaqueta mantuvo bien y al final llegué bastante seco.
Según el camino en el mapa, parecía ser una ruta bastante cómoda a lo largo del lago, donde podías relajarte un poco. Sin embargo, no era un paseo, como había supuesto, sino un sendero estrecho a lo largo de las paredes de roca, donde de vez en cuando tenías que sujetarte de una cuerda para no perder el equilibrio o resbalar.
A pesar del clima sombrío, hubo algunas tomas impresionantes del lago turquesa y las empinadas paredes de roca que estaban a la izquierda y a la derecha del camino. No era raro pasar junto a una pequeña cascada que caía en la profundidad.
Después de unas buenas dos horas, pasamos junto a una cabaña, donde tomé un chocolate caliente, ya que con 10 grados tampoco hacía realmente calor, lo cual se sentía menos problemático por el hecho de estar caminando.
Después de la cabaña, continuamos a lo largo de la costa rocosa y, lentamente pero con seguridad, el camino se hacía más ancho y plano, y llegamos al siguiente pueblo, desde el cual podías caminar por buenos senderos alrededor del lago hasta el hotel.
Alrededor de las 14:00 llegué al hotel, y como ha estado lloviendo continuamente desde entonces, me quedé en la habitación y descansé. Hay un teleférico justo al lado que sube la montaña, pero allí también estarías solo en las nubes.
A las 18:00 hay cena y mañana a las 8:30 tomaremos el autobús y el teleférico de nuevo a las montañas. Se pronostica que permanecerá seco y que a partir de la tarde hasta el final de la travesía alpina será más soleado y cálido, por lo que tendré una buena visibilidad, ya que a partir de mañana solo caminaré a altitudes superiores a los 1500 metros.