Publicado: 13.08.2017
Me despierto. Son las 5:42 de una neblinosa mañana de sábado en Santa Bárbara. Solo se escucha un coche suavemente en el patio del motel y nada más. Giro mi cabeza hacia la izquierda y veo - una pared. Intento mirar hacia el otro lado y veo a Flo. Aún está durmiendo así que agarro el teléfono y reviso qué está sucediendo en el mundo de las redes sociales. Alrededor de las ocho, los dos de la cama vecina también se levantan y el día puede comenzar.
Luego fuimos a un pequeño y agradable café a desayunar. Casi no me atrevo a decirlo, pero ha sido la comida más saludable de nuestro viaje. Luego, paseamos a pie por la encantadora ciudad pequeña y disfrutamos de no tener que apresurarnos para disfrutar de todo. Bueno, hasta que ya no tenía ganas y decidimos ir a la playa.
Por la noche, nuestros caminos se separaron, ya que no quería irme a dormir temprano y así que conduje a un autocine. FUE INCREÍBLE. Probablemente no lo consideren espectacular en absoluto. Se paga relativamente poco de entrada, ocho dólares por una película actual, sintonizas la frecuencia del cine en tu radio y puedes ver la película cómodamente. ¡Super genial!!!
Mañana, o mejor dicho, hoy, es decir, en un momento, nos dirigimos a Los Ángeles. Los últimos kilómetros los recorreré en coche.