Publicado: 23.05.2019
Estamos en Agadir y tomamos un descanso de la vida en la tienda. Un hotel justo en la playa, con habitaciones, balcón y vista al mar. Aquí también los hoteles están casi vacíos, por lo que hay precios de Ramadán. Disfrutamos del servicio y del bufé de desayuno.
Por la mañana es hora de ir de compras o de visitar. Por ejemplo, uno de los grandes centros comerciales, el 'Marjane' y curiosear en la tienda de mejoramiento del hogar al lado. O visitamos la antigua Medina, que fue destruida por un gran terremoto y fue reconstruida con materiales de la zona.
Por la tarde, en la playa casi vacía, nos damos un salto al mar para dejarnos llevar por las olas del Atlántico.
Por la noche, la imagen en la playa cambia completamente. Al atardecer, vemos una migración de población local hacia la playa. Grupos de adolescentes, familias con niños, jóvenes parejas, etc. traen sacos de comida para celebrar el rompimiento del ayuno del Ramadán después del atardecer. La mayoría de los grupos llevan palas. Con ellas excavan un canal rectangular, de aproximadamente 30cm de ancho y 40cm de profundidad. El rectángulo en el centro es la mesa, y afuera uno puede sentarse y poner los pies en el canal. Como la playa aquí es muy plana, la arena está húmeda hasta muy dentro de la costa en bajamar y se puede moldear bien y firme. Se come y se celebra hasta bien entrada la noche.
La mañana siguiente, todo está ordenado como si nada hubiera sucedido.
A pesar de los pocos turistas, todavía habría algunas atracciones 'normales', como paseos en camello, esculturas de arena, atardeceres, etc. en la playa.
Además, Jasmin tuvo su cumpleaños, lo que animó al equipo de servicio del desayuno a servirle un pastel de cumpleaños con velas mientras cantaban.