Publicado: 23.08.2018
Nuestro último día nos tenía preparado un aspecto especial. Alquilamos un bote de motor y salimos al Pacífico. A veces daba la sensación de que podíamos volar... y en el siguiente momento, sin embargo, ya estábamos chocando de nuevo contra nuestro asiento. Así que había que agarrarse bien. Fue increíble acelerar a fondo y deslizarse sobre las olas.
(DK)