Publicado: 15.07.2019
Aeropuerto de Auckland. No se puede comparar con Dubái, es pequeño, ordenado y hay muchas menos personas. Por cierto, pasamos sin problemas por el control biológico, teníamos un estricto "creo que han limpiado los zapatos", que se nos comunicó antes de viajar.
Después de un vuelo de 16 horas, estábamos un poco cansados, así que salimos del aeropuerto y nos subimos a un taxi hacia el hotel. No queríamos tomar el autobús porque Leo seguramente se habría quedado dormido, lo cual queríamos evitar a toda costa debido al jetlag.
Finalmente, el vuelo perdido resultó ser una bendición, llegamos de manera más relajada.
Después del check-in, dimos un pequeño paseo por el puerto de Auckland, donde encontramos en el mercado de pescado opciones gastronómicas, incluidas presentaciones en vivo con comida deliciosa.
Después, Brigitte fue a nadar con Leo, mientras que yo caí rendido, apenas toqué la cama me dormí. Poco después, los dos nadadores regresaron, ya eran las 5 PM y era hora de dormir, el jetlag es implacable.