El camino desde el Parque Nacional hacia Kotor lleva por una increíble carretera llena de serpentinas (19 curvas directamente al lado de la montaña) que desciende hasta la costa. Como llegamos bastante tarde a Kotor y no había camping, y tampoco encontramos nada útil en nuestra app donde pudiéramos quedarnos bien, empezamos a buscar un alojamiento... Finalmente encontramos un hostel justo en el puerto, que era completamente nuevo y estaba súper bien equipado, aunque solo tenía habitaciones de 8 camas. Pero no nos importó, ya que necesitábamos urgentemente una ducha y las habitaciones eran agradables. Justo cuando estaba recién duchado en el baño, salió alguien de la ducha... y apenas podía creer lo que veía: Laura, la australiana que conocimos por primera vez en Grecia en el Olimpo, se reía tanto como yo y pasamos la noche juntos comiendo y charlando. Su próximo destino también era Dubrovnik, así que hicimos planes para vernos allí... Qué coincidencia.
Al día siguiente, exploramos Kotor. Tiene un casco antiguo increíblemente hermoso (UNESCO), con muchos edificios antiguos, calles encantadoras y una vista fantástica de la bahía y las montañas. Una escena graciosa son también los enormes cruceros que atracan en esta pequeña (pero profunda) bahía.
Pero nosotros seguimos rumbo a Dubrovnik, ya que nuestro ferry a Italia estaba reservado. Así que continuamos por la bahía pasando por la pequeña ciudad de Perast en dirección a Croacia.