El segundo día en Bangkok fue muy relajado. Primero, visitamos Chinatown y disfrutamos de deliciosa comida tailandesa.
Los olores en los mercados callejeros eran muy especiales, realmente hay que acostumbrarse a eso. Eran muy intensos y en ocasiones desagradables, ya que los puestos ofrecían sus productos sin ningún tipo de refrigeración. Es decir, los pescados frescos estaban expuestos sobre las mesas.