Foilsithe: 05.11.2019
La siguiente parada de nuestro viaje fue Mérida, la capital de Yucatán. Desde un punto de vista histórico y cultural, es sin duda la ciudad más interesante de la península.
Durante una visita guiada por la ciudad en la mañana, aprendimos mucho sobre las culturas mayas, la colonización y la independencia de la península. A lo largo de más de cuatro mil años, las tribus mayas se han extendido en Mesoamérica y han creado una cultura altamente desarrollada.
El aparente colapso de la alta cultura comenzó con la llegada de los españoles a finales del siglo XV. Aquí en Mérida, los españoles construyeron a finales del siglo XVI la primera iglesia en el continente americano. Para la construcción de esta iglesia y otros importantes edificios, se destruyeron templos mayas para usar sus piedras finamente elaboradas. Aunque se quemaron santuarios y bibliotecas enteras de escritos mayas, los colonizadores nunca lograron erradicar completamente la cultura maya de Yucatán.
Hoy en día, la coexistencia de la historia colonial y la cultura maya parece funcionar muy bien aquí: algunos grupos mayas todavía viven aquí y muchos mexicanos siguen considerando el maya como su lengua materna.
Debido a la quema de los bienes culturales de los mayas, hoy existen solo tres libros mayas originales, uno de ellos está expuesto en Dresde. El idioma, que actualmente consiste en más de 900 caracteres, fue considerado durante mucho tiempo un enigma irresoluble y corría el riesgo de caer en el olvido. Hasta que el soldado ruso Yuri Knorozov hizo de la solución del código maya su objetivo de vida en 1945. Sin haber estado nunca en Yucatán, descifró, desde tras el telón de acero, el idioma y así abrió nuevas posibilidades para entender la alta cultura.
Debido a la densa foresta de Yucatán, en el pasado solo era posible conectarse con el resto de México por vía marítima. Esta distancia y las diferencias políticas fueron aprovechadas por Yucatán a principios del siglo XIX para lograr la independencia en varias ocasiones.
Sin embargo, cuando en 1847 ocurrió una guerra de castas entre la población indígena y la de origen español, los criollos derrotados no vieron otra opción que pedir apoyo a México. Así, al final de varias breves fases de independencia, se consumó la reunificación final.
En Mérida tuvimos dos experiencias positivas más con CouchSurfing y dormimos por primera vez en hamacas. Con nuestro primer anfitrión Ceasar y dos amigos, hicimos una excursión a la cenote Yaxbacaltun, que se convirtió en una verdadera aventura.
Resultó que algunos mexicanos, a pesar de las idílicas playas y cenotes, no pueden nadar y tienen mucho respeto por el agua. Mientras nos tostábamos en la plataforma de carga de la camioneta en el camino hacia allá, comenzó a llover con tanta fuerza en el regreso que continuar en la parte trasera de la camioneta se volvió imposible.
Hicimos otra excursión a la “ciudad amarilla” Izamal. En honor a la visita papal, los habitantes pintaron toda la ciudad de un color amarillo vaticano y desde entonces han disfrutado de ello. También se encuentra en la ciudad la enorme pirámide maya “Kinich Kakmó”. Desde lejos se subestiman sus enormes dimensiones, ya que la naturaleza ha reclamado los niveles inferiores.
Entre todas las atracciones turísticas, nos encantó aquí en Mérida el auténtico estilo de vida mexicano. La próxima vez estaremos más orientados al turismo en Bacalar.
¡Saludos!
D&J