Foilsithe: 18.10.2019
¡Casi nos han crecido membranas para nadar en los últimos días! Detrás de nosotros han pasado cuatro maravillosos días en Cozumel y Julian está casi seguro: '¿Difícilmente puede ser mejor?'
La isla caribeña de Cozumel, mayormente inexplorada, ofrece los lugares de buceo más conocidos y aparentemente mejores de México. ¡No queríamos perdernos eso!
Desde el ferry, ya se puede distinguir bien la isla desde hace un rato. Estamos a segundos de reservar un hostal para la próxima noche, cuando Dana recibe un mensaje de CouchSurfing en su teléfono: 'Gerardo ha aceptado tu solicitud.'
CouchSurfing es una red de hospitalidad, donde, como anfitrión, uno puede ofrecer un lugar para dormir a los viajeros, o como viajero, beneficiarse de lugares para quedarse gratuitos en todo el mundo. No se trata solo de ahorrar dinero, sino de conocer a los habitantes locales, hacer amistades y entender mejor la cultura.
Para nuestro viaje, nos propusimos utilizar la red y, por tanto, ahora estábamos a punto de nuestra primera experiencia de CouchSurfing. En lugar de pasar la noche en un hostal, nos alojaremos con Gerardo.
Gerardo, un argentino de 31 años, ha vivido en la isla durante algunos años. Aparte de una pequeña casa, es copropietario de un hostal pequeño, en el que -ya que durante la temporada baja hay camas disponibles- nos deja dormir gratis.
Casos de tortugas, mantarrayas y demás
En los días siguientes, probablemente pasamos casi tanto tiempo en y en el mar como en tierra. En el primer día hicimos un tour de buceo y esnórquel, en el que navegamos en un bote a varios lugares de buceo. Junto a numerosos peces exóticos, una morena gigante y un cangrejo rey, lo más destacado fueron las enormes tortugas carey, que escalaban en el arrecife de coral. Era la primera vez que veíamos una tortuga marina, y, por lo tanto, la emocion fue enorme.
Al día siguiente también tuvimos suerte: con una moto alquilada, dimos una vuelta a la isla con paradas en varias playas. Apenas habíamos estado en el agua durante unos minutos cuando un mantarraya de gran tamaño pareció flotar sin peso junto a nosotros. A su alrededor, varios peces estaban en su 'escudo' protegiéndolos. Tan rápido como vino, desapareció, aunque el momento fue inolvidable.
Nuestro anfitrión Gerardo nos había revelado algunos secretos que exploramos en nuestra última mañana en la isla. Así, hicimos esnórquel en un tramo de costa rocosa en aguas cristalinas. Ambos no podíamos recordar haber visto aguas marinas tan hermosas.
Por la tarde, tomamos el ferry de regreso al continente. Adiós Cozumel – por muy bien que nos haya gustado, quizá deberíamos habernos quedado un poco más tiempo...
¡Saludos!
D&J