Foilsithe: 13.02.2018
Al llegar de nuevo a Wellington, visitamos el centro de la ciudad, el 'letrero de Wellington' y la playa.
Desde un mirador, se puede apreciar lo grande que es la ciudad!
Por la noche, dormimos en el auto en la playa. Una vez más, una clara ventaja de un vehículo 'self-contained'!
Desde allí, tuvimos una maravillosa vista tanto por la noche como por la mañana.
Cuando por la mañana saltaron más de 40 delfines, Carina no pudo dejar de sonreír.
Luego queríamos almorzar en una 'cervecería de Múnich' para disfrutar de una comida típica bávara, sin embargo, se nos quitó el apetito al ver que el precio de dos bratwurst era de 15 euros, así que decidimos comer en otro lugar.
¡Realmente una lástima!
Muchos nos habían recomendado ir al museo nacional 'Te Papa Tongarewa' y así lo hicimos.
La entrada es gratuita y pasamos allí dos horas, aunque se debería calcular con tres a cuatro horas, ya que dispone de más de seis pisos y 36,000 metros cuadrados. No es un museo clásico, como los que conocemos en Alemania, sino que está diseñado de manera más interesante y moderna!
Primero pasamos por una entrada que narraba la historia de Nueva Zelanda con gigantescas figuras, videos y una línea de tiempo en el suelo.
Allí también hay modernas pantallas táctiles que se manejan con la sombra de los dedos.
Además, vimos el ejemplar más grande del mundo del calamar colosal.