Foilsithe: 01.08.2018
¡Vamos a Tirana! Afortunadamente decidimos no hacer una parada en Podgorica. Lo Ăşnico que menciono aquĂ es un absurdo tiempo de 2 horas en la frontera. Al llegar a la estaciĂłn de autobuses, Jimmy nos recoge y nos lleva en su taxi al albergue. DespuĂ©s de una rápida bĂşsqueda, tambiĂ©n lo encontramos. La primera noche la pasamos bastante tranquilos, vamos a comer algo y exploramos un poco la ciudad. Sin embargo, no es tan fácil navegar aquĂ. Por dos bebidas y una realmente deliciosa pizza pagamos alrededor de 4,50 €; está bien.
AsĂ que la mañana siguiente vamos a la Free Walking Tour, que, al igual que en Porto, resulta ser increĂblemente buena; aprendemos mucho sobre la historia de Albania y sobre el comunismo que hubo aquĂ, pero tambiĂ©n comprendemos mejor la ciudad. En general, la ciudad da una impresiĂłn muy segura y agradable, y no parece que viva aquĂ un millĂłn de personas. De hecho, no se confirma ninguno de los prejuicios que uno pueda tener, más bien al contrario. El resto del dĂa se pasa paseando por la ciudad, visitando BunkArt (museo en un bĂşnker sobre el comunismo) y comiendo algo en una SkyBar. (3 € por persona incluyendo bebida)
En la segunda noche salimos a comer/beber con una pareja inglesa, lo que lógicamente termina en un desastre; probamos diferentes cervezas y bares por el camino. Y en el camino de vuelta, tenemos una escolta de 5 perros callejeros durante una distancia de al menos 2 km hasta nuestro albergue, ¡una situación extremadamente divertida, ya que atacan a cada gato y perro que cruzamos! Asà que hay recompensa de agua en el albergue, alimentar al gato del albergue fue un poco excesivo.
Con algo de resaca vamos hacia el autobĂşs, y notamos: de un lado hay espacio y del otro no. A diferencia de lo que estamos acostumbrados, todos los turistas son sentados en el lado con muy poco espacio y los locales en el otro. Es algo curioso, pero solo despuĂ©s de que pasa. En el camino notamos que el tráfico en Tirana o en Albania en general es un poco más desordenado que en casa, pero tiene su encanto; incluso cuando las vacas o burros cruzan la calle, no pasa más que el rodearlas y, por supuesto, presionar el claxon. El viaje en autobĂşs fue una pesadilla, afortunadamente solo durĂł 6 horas, porque tuvimos que subir y, sobre todo, bajar una montaña. Estoy contento de no tener que volver por el mismo camino y que el contenido de mi estĂłmago se quedĂł donde deberĂa estar.
Ahora hemos llegado a Himara y ya estamos en camino hacia CorfĂş; aquĂ pasaremos unos dĂas más tranquilos y nos relajaremos en la playa. Veremos quĂ© sucede aquĂ.
Definitivamente puedo recomendar Tirana por unos dĂas, ¡probablemente incluso más!