Foilsithe: 04.03.2024
Día 37: Ayer llegamos a El Campello, un pequeño pueblo en la costa cerca de Alicante. Estamos en una calle secundaria en un pequeño aparcamiento. A través de una escalera que desciende por las rocas, tenemos acceso a una pequeña playa que es solo para nosotros. También estamos cerca de la ciudad, así que Icke aboga vehementemente por quedarnos aquí para siempre. Por otro lado, yo tengo un mal presentimiento en este lugar…
Puede que se deba a que anoche, a partir de las 21:00, se celebraba una fiesta aquí. Dos coches llegaron y con ellos un grupo de jóvenes que ya estaban muy animados. Gritaban y chillaban con todas sus fuerzas, pero eso no fue suficiente para sobrepasar la música que retumbaba desde los altavoces de sus coches y se extendía como una alfombra de clavos alrededor de ellos. Todo bien, nos dijimos, mientras subíamos el volumen de nuestros auriculares. Pipo y Emmi se refugiaron bajo la manta de Icke. Nos pusimos un límite hasta la medianoche. Si la música seguía tan alta, queríamos irnos y buscar otro lugar para pasar la noche.
Poco después de las 23:00, Icke vio luz azul a través de una rendija en su persiana. La policía llegaba. Cuatro hombres en dos patrullas. De repente, todo se volvió mu silencioso. Los policías españoles no son comparables a los de Alemania. No entienden de bromas. Aquí la consigna es rastros o detectar. Los ocho jóvenes fueron llamados, sus identidades fueron registradas y los coches registrados. Un policía encontró algo y lo trituró con los pies en el suelo. Después de media hora, las patrullas se fueron. Los jóvenes fumaron un cigarrillo para calmarse. No se escuchó ni un sonido. Sí, aquí es mejor no meterse con la policía…
Hablando de meterse en líos! Hoy desayunamos aceitunas – ¿qué más? Las buenas de la gran bandeja. He notado que no son tantas aceitunas, ya que la mitad del contenido es de dientes de ajo. Diez aceitunas al día son saludables – ya les he contado ayer la tesis de Icke. Y como también hay que consumir los dientes de ajo, la nueva cuenta es: diez aceitunas y diez dientes de ajo al día, de preferencia en el desayuno, para que la mezcla pueda hacer su efecto de manera óptima.
La evidencia de cómo se desarrolla esta mezcla de manera óptima fue evidente hoy durante la jornada de compras. Icke estaba hojeando en su tienda favorita entre blusas, vestidos y pantalones, cuando uno de los vendedores llegó y le roció dos pulverizaciones de un spray de perfume sobre la cabeza de Icke. No estaba allí, pero cuando Icke salió de la boutique sacudiendo la cabeza, me quedó claro que algo había salido mal, porque normalmente su sonrisa brilla sobre la montaña de bolsas de compras que se amontonan en sus brazos. Sin sonrisa, sin bolsas. Ella estaba realmente impactada. No podía creer lo que le había sucedido. ¡Pero así no! Mi Icke no dejará que su tienda favorita se arruine. Diez aceitunas, diez dientes de ajo y mañana por la mañana de nuevo a la tienda. Y más vale que… Ya he preparado unas pastillas para el estómago. Mi mal presentimiento nunca me ha fallado.