Foilsithe: 04.04.2023
Me despierto a las 11 con ganas de comer. Después de un par de revitalizantes copos de avena, estoy de nuevo en el camino y comparto un taxi con el técnico suizo de mecanizado llamado Flo hacia la reserva natural Magallanes, ubicada en una colina a 10 km sobre la ciudad.
Allí caminamos 10 km a través del bosque magallánico, que no es tan impresionante tras el bosque lluvioso valdiviano y el bosque alto patagónico. Pero hay algunas vistas agradables sobre el área metropolitana de Punta Arenas.
De regreso en el hostel, preparamos hamburguesas con costosos y congelados pattys de garbanzos.
Por la noche, dos parejas británicas me persuaden para jugar a las cartas con ellos y así me detienen nuevamente de escribir sobre mis experiencias de viaje. Van vestidos como en los años setenta, hablan inglés de libro (son de Bristol o de algún lugar cercano) y escuchan indie todo el tiempo. Además, afirman que tengo un acento irlandés, lo cual dudo.