Los últimos días en el paraíso

Foilsithe: 15.10.2018

Así que, ahora tengo que escribir una entrada también, después de que Jonas haya escrito las dos últimas.

Después de que no nos gustó mucho Hikkaduwa, ya había perdido casi la esperanza de encontrar algo adecuado para los últimos días. Al final, decidimos pagar 10€ más por noche y no elegir un lugar turístico, y definitivamente valió la pena. Encontramos un adorable pequeño "hotel" con un joven amable justo en la playa en una pequeña bahía. Para nuestra alegría, no había otros huéspedes en ese momento, así que tuvimos todo el complejo y la playa para nosotros. Cada día recibimos un desayuno local increíblemente delicioso y una cena aún más sabrosa que siempre era preparada por dos mujeres increíblemente amables.

Paseamos todo el día en dos tumbonas, tomamos el sol, nadamos, bebimos cocos o acariciamos a uno de los 6 perros que vivían en la propiedad. Aunque siempre había imaginado nuestros últimos días en un hotel grande y genial con todo incluido, esto superó todo. Si alguien busca tranquilidad y relajación, puedo recomendar encarecidamente este rincón de la tierra, y eso que hasta ahora no he tenido una experiencia muy positiva en Sri Lanka. De alguna manera, estábamos felices y tristes al mismo tiempo, ya que el final de nuestro viaje se acercaba y realmente estos eran nuestros últimos días en "libertad"...

Un momento muy especial fue una noche cuando estábamos cómodamente sentados a la mesa y nuestro amable anfitrión se sentó un poco con nosotros y nos contó sobre él, su familia y su vida. Un tema me quemaba en el alma desde hacía tiempo y realmente tenía que pensar si debía mencionarlo. Quizás algunos recuerden el terrible tsunami de diciembre de 2004, cuando la tierra tembló en el océano Índico y provocó un terrible tsunami que arrasó miles de vidas en varios países asiáticos, incluido Sri Lanka. Cuando finalmente le mencioné este tema y comenzó a contar que estaba exactamente en ese lugar en ese momento y que había escalado la enorme roca y vio cómo todo era destruido, se le llenaron los ojos de lágrimas y le costó notablemente. Aún recuerdo claramente cómo mi abuela se sentó todo el día frente al televisor viendo las imágenes. Hasta ese momento, ni siquiera sabía que existía el país Sri Lanka. Hasta hoy, asocio el país con ese tsunami y siempre sentí un poco de inquietud cada vez que residimos justo en la playa.

Seguramente recordaré siempre esta historia y me dio cuenta de lo poco que un maldito libro de historia puede transmitir en la escuela y lo importante y educativo que puede ser viajar a otros países. ¡GRACIAS por eso!!!!

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Srí Lanca
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