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2 - Primeros días

Publicat: 01.03.2018

¡He llegado!

En realidad estoy en Australia, uno anhela algo durante años y cuando finalmente sucede, apenas puede creerlo.

Son aproximadamente las seis y media cuando arrastro mis dos mochilas del aeropuerto de Darwin.

Sin la más mínima idea de cómo se supone que debería continuar, tengo la dirección del albergue, así que primero tengo que encontrar el autobús o el tren.

No hay tren, tampoco encuentro autobuses.

Así que primero voy a tomar un café y luego decidiré, no tengo razones para apresurarme.

Sin apuro, la palabra mágica que me da tranquilidad funciona de inmediato y un amable australiano se me acerca para preguntarme si quiero un lugar en el autobús lanzadera, dice que con gusto me llevará directamente al albergue.

¡Bingo, digo que no!

El viaje para mí avanza sin problemas, pero durante el trayecto me doy cuenta de que tenemos una maleta de más o un pasajero de menos a bordo.

Bueno, no se puede hacer nada, incluso el relajado conductor de autobús australiano se irrita de repente porque tiene que dar una vuelta extra. (Esta es su última ruta del día, según él...)

Me deja en Dominos y me envía hacia el albergue, donde puedo registrarme en 4 horas.

En el albergue, primero se trata de esperar, Manon (una mochilera francesa que trabaja actualmente en el albergue) aún está durmiendo.

No es de extrañar que más tarde me entere de que la había perdido solo unas horas, aquí ayer hubo bastante movimiento y ella estuvo en la primera línea.

Alrededor de las 12:10 puedo registrarme con una salvaje melena rizada que al examinarla más de cerca resulta ser la mencionada y muy resacosa Manon.

Pasé el resto de mi primer día haciendo algunas compras iniciales, sudando mucho y como adjunto en una pequeña jam-session en la terraza.

El sábado y el domingo me paseé como peatón por la ciudad de Darwin, el puerto y el jardín botánico.

Hay algunas ampollas como testigos de mi exploración local que está llegando a su fin.

Me pierdo con menos frecuencia el tercer día, el camino al próximo Bottle-Shop ya está grabado en mi cerebro.

La planificación para los próximos días me sorprende de nuevo el domingo por la tarde en forma de algunos mochileros alemanes que están fumando y bebiendo (conmigo) en el jacuzzi.

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