Publicat: 21.02.2022
#25 Gibraltar
Hemos puesto en marcha nuestro plan y partimos hacia Gibraltar el lunes por la mañana. Eran aproximadamente 350 kilómetros desde Aguadulce. Conocíamos la ruta hasta Málaga de nuestra excursión a Ronda, pero esta vez no giramos hacia el interior, sino que seguimos el contorno de la costa. La ruta fue en parte impresionante: largos viaductos a alturas vertiginosas, que se abrazaban a acantilados empinados o se extendían sobre profundos desfiladeros, innumerables túneles de todas las longitudes y empinadas subidas y bajadas que pusieron a prueba el motor y los frenos de nuestra autocaravana.
Aun así, fue un viaje relajado, lo cual atribuyo sobre todo al límite de velocidad de 120 km/h, al que casi todos aquí se adhieren. Claro, siempre hay algún que otro inconsciente que pasa volando a 140 o 150, pero en cuatro horas de autopista puedes contar esos con una mano.
Nos sorprendió ver cómo, tras Málaga, la vegetación cambió. De repente había más y más zonas verdes y árboles de hoja caduca. La A-7 pasaba por muchas ciudades como Torremolinos y Marbella, o pueblos y urbanizaciones de clubs que parecían encajar perfectamente unos con otros. La velocidad ahora estaba limitada a 80 km/h, pero nadie se lo tomaba en serio. Con 90, 100 se extendía una interminable fila de coches, camiones y furgonetas a lo largo de la costa. Aparentemente, nadie tenía prisa, nadie se apretaba, tardaba lo que tenía que tardar.
Era extraño que en ninguna señal se encontrara la indicación a Gibraltar. El primer cartel indicativo lo encontramos a 9,8 kilómetros de nuestro destino. Granada, Sevilla, Cádiz o Huelva – todos mucho más lejanos – eran omnipresentes. Esto puede deberse a que los ingleses despojaron a los españoles de la península a principios del siglo XIX y desde 1830 es una colonia británica. Casi 200 años luchan, negocian y debaten los ibéricos en vano por la devolución de este territorio de 6,5 kilómetros cuadrados – ¡así que mejor ignorarlo por completo!
Antes nos habíamos decidido por un aparcamiento vigilado justo en el paso fronterizo, ya que no podíamos llevar a nuestros perros a territorio inglés. La razón: Berry, debido a su enfermedad, no pudo recibir la necesaria actualización de su vacuna contra la rabia antes de la partida. Pero encontramos una solución bastante adecuada, de la cual os informaremos mañana.