Publicat: 10.10.2018
Después de que en Costa Rica se hace oscuro en media hora y la noche comienza alrededor de las 17:15 horas, nos fuimos a la cama relativamente temprano después de un largo viaje en auto. Temprano significa - almorzar a las seis y, a las ocho, a la cama.
Por eso, ya estaba despierto a las cuatro y media. La salida del sol es más o menos a las cinco y cuarto.
Tomé mi cámara e intenté captar una bonita foto del amanecer volcánico.
Es muy difícil en la selva tropical con árboles altos🤔. Solo encontramos un lugar que nos permite ver los volcanes.
El amanecer 🌅 tampoco fue especialmente colorido, pero al menos fue un amanecer.
A las ocho nos dirigimos a la entrada del parque nacional - para ser más precisos, a la estación de guardabosques Santa Pailas. Allí hay un recorrido circular de 3 km, pasando por pozos de barro y vapor. También hay una hermosa cascada que se puede ver. La entrada cuesta 15 ¥ por persona y hay que registrarse al entrar y al salir.
Casi al final del recorrido hay una bifurcación hacia la estación de guardabosques Santa María. No estábamos del todo seguros de dónde se encontraba esta estación, pero como aquí se indicaba que estaba a 6 km, el camino de regreso no podría tardar demasiado. Pasamos por algunas cascadas, monos, arañas y osos (en dos ocasiones tuvimos que cruzar con ayuda de una soga y nos mojamos los pies) a través de la selva sin encontrar a un alma. A 2 km del final, giramos hacia las Aguas Termales. Se puede oler estas fuentes desde lejos y no invitan a bañarse, aunque el agua era clara y azul.
Después de que no había más camino desde aquí, ahora caminamos de regreso los 3 km hasta la estación de guardabosques. Así que para ese momento habíamos estado casi 6 horas y 11 km en movimiento.
Al llegar a Santa María, tuvimos que darnos cuenta de que no había nada aquí.
Aparte de un jeep que nos preguntó por el camino hacia las fuentes termales. El hombre de Alemania quería llevar a su hijo allí, pero el camino les pareció demasiado largo. Tuvimos mucha suerte de que nos ofreciera llevarnos un poco.
El camino de regreso nos pareció eterno hasta que nos dejó a un km del estacionamiento donde estaba nuestro auto. Apenas nos bajamos, una pareja de España nos recogió... qué suerte. Hubieran sido más de 10 km por la carretera hasta casa.
Fue muy tonto de nuestra parte simplemente ir sin rumbo aquí. Si no hubiera sido por esas dos amables personas, oh, pobres pies.
Al llegar al auto, fuimos a las aguas termales de nuestro hotel y disfrutamos de las piscinas de 39 grados después de nuestra larga excursión.
Aproximadamente a las 17 horas estábamos de regreso en el hotel... ducharnos, comer, dormir...