Publicat: 24.08.2017
Tomamos el taxi colectivo por la mañana hacia Blackriver. Aquí queríamos visitar el famoso bar que se encuentra en medio del mar, llamado 'Pelican Bar', y hacer un tour por el Blackriver para ver cocodrilos. La ciudad de Blackriver no tenía mucho que ofrecer, así que nos dirigimos directamente a nuestro Air Bnb, que estaba un poco alejado. Nuevamente fue muy cansado viajar en los taxis colectivos, ya que siempre se llenan con tantos pasajeros que uno se siente como sardina en una lata. También los autobuses de taxi colectivo suelen estar sobrecargados. Por ejemplo, uno se sienta en un autobús diseñado para once personas, pero a menudo hay 21, con 35 grados de temperatura exterior y una mochila en el regazo. Qué aventura. Sobre todo porque los jamaicanos tienen un pie pesado. Cuando finalmente llegamos muy cansados a nuestro destino, tuvimos que darnos cuenta de que el anfitrión había hecho declaraciones completamente diferentes en su anuncio. Terminamos en una especie de obra en construcción, donde había suciedad, la ducha no funcionaba y solo había una pequeña cocina de camping. Por un lado, ahora veíamos la vida de los jamaicanos como realmente era. Por otro lado, estábamos molestos con el anfitrión. Esa misma noche decidimos partir al día siguiente y dirigirnos al cercano pueblo de Playa del Tesoro.
Playa del Tesoro es un pequeño pueblo, o mejor dicho, una aldea en el suroeste de Jamaica. Aquí no hay mucho turismo y se dice que aquí se vive el Jamaica original. Esto se refiere principalmente a la vida y la forma de ser de las personas. La gente era realmente muy amable y abierta. Aquí experimentamos el segundo inconveniente con Air Bnb. Cuando llegamos al hotel reservado, la dueña dijo que 'se había dado de baja de Air Bnb y se trataba de un perfil falso'. 'Por eso ya había estado en contacto con Air Bnb'. Ahora bien, nuestro dinero se había ido y teníamos que lidiar con esa molestia. Después, nos fuimos y nos registramos en un hermoso resort junto al mar. Solo queríamos un lugar para relajarnos y recuperarnos de las últimas penurias. Definitivamente encontramos eso aquí y estábamos tan felices.
Los siguientes días fueron muy relajantes. Nadar, hacer snorkel, buena comida y disfrutar del día era lo que se hacía. Los demás hicieron un tour en barco al bar mencionado en el mar en nuestro último día y hasta vieron algunos delfines en el camino. Para colmo, David tuvo incluso la oportunidad de hacer un video promocional para la dueña.
JAH MON