Publicat: 17.10.2017
12.10.2017
Después de que la lluvia impidió nuestra ascensión al Mirador el miércoles por la mañana, decidimos levantarnos temprano la mañana siguiente y última para probar nuestros nuevos zapatos de senderismo.
Así que nos levantamos a las 4:30, con la esperanza de ver el amanecer en la montaña.
Después de algunas dificultades iniciales para encontrar el sendero descuidado, pronto estábamos en el ''sendero de caminata'', que sin embargo subía empinadamente la mayor parte del tiempo. Pasando junto a palmas, insectos y monos que gritaban, nos abrimos camino por la dura ruta hacia arriba.
Fue una aventura y temíamos haber perdido el camino en varias ocasiones. Afortunadamente, un perro nos acompañó, que decidió unirse a nosotros en la montaña desde la playa. Estábamos muy fascinados de que nos mostrara el camino hacia la montaña por su cuenta y que esperara pacientemente por nosotros.
Al llegar arriba, el paisaje nos recompensó por las dificultades.
Ese día, en teoría, debíamos continuar hacia Koh Phangan. Habíamos elegido un pequeño pueblo de bungalows justo al lado del mar. Sin embargo, al llegar allí, estábamos todo menos entusiasmados. Afortunadamente, aún no habíamos reservado la habitación y tratamos de probar suerte en el complejo de bungalows vecino. Allí estaban bastante sorprendidos por nuestra aparición con todas nuestras cosas y exigieron el triple del precio por un bungalow simple. Ante este panorama y el próximo cumpleaños de Nathi, decidimos tomar el ferry a Koh Samui ese mismo día.