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Caracoles de lujo y bolitas de fieltro en Varsovia

Publicat: 11.10.2019

24.09.2019

Es justo antes de las 10:30 cuando llegamos a la dirección que nos había dado uno de los polacos en la casa hippie.

'Es una granja orgánica,' había dicho, 'un pequeño proyecto con gente agradable.'

Estamos frente a una puerta cerrada, detrás de la cual, en el camino, hay una gran autocaravana que parece muy acogedora.

'Solo ve allí y pregunta,' había dicho.

En el piso superior del edificio todavía hay luz encendida. Parece una casa unifamiliar normal.

Un hombre llega y nos abre la puerta. Está visiblemente sorprendido; evidentemente no contaba con ninguna visita más.

Le explicamos nuestra situación, que estamos buscando un lugar para dormir y que estaríamos muy agradecidos por un lugar en el jardín para montar nuestra tienda.

Nos invita a pasar primero a tomar un té.

Resultó que él y su esposa viven allí, pero normalmente no dejan entrar a nadie, ya que es su casa privada. Dos o tres fines de semana al mes organizan fiestas.

En la mesa de la sala de estar había un plato con restos de sandía y encima- ¡un caracol enorme! 🐌

Al preguntarle sobre el caracol en la mesa, nuestra anfitriona lo presentó con indiferencia: 'Sí, esta es Jessica.'

Estaba totalmente entusiasmado. Nunca había visto un caracol tan grande y hermoso ni había tenido la oportunidad de conocerlo personalmente. Pude poner a 'Jessica' en mi mano.

Descubrimos que se trataba de una especie de caracol africano, conocido también por las propiedades curativas de su mucus.

'La piel se vuelve muy suave- también se usa para curar cicatrices.'

Observé al caracol en mi brazo divertido.

'La gente paga dinero para dejarla sentarse en su cara,' dijo riendo.

La idea de pagar mucho dinero para que me pusieran un caracol en la cara me divertía aunque todo me parecía muy absurdo.

De hecho, sentí que era muy agradable sentir al caracol sobre mi piel y no me resultó asqueroso para nada, al contrario, fue realmente placentero.

Mientras yo me divertía con el caracol, nuestro anfitrión preparaba la furgoneta para que pasáramos la noche en ella🚐

Le dije buenas noches a Jessica y nos despedimos de los tres hasta la mañana siguiente.

Los siguientes dos días los pasamos principalmente en el hermoso jardín de la pareja, quienes, por cierto, nos preparaban cada mañana un delicioso desayuno que compartíamos en el invernadero lleno de luz de la casa.

El jardín estaba diseñado con mucho amor por los detalles y elementos budistas, y estaba equipado con pabellones construidos por ellos y cubiertos de plantas, además de varias sillas y un sofá, creando una atmósfera muy agradable.

Nos sentamos en el sofá, escuchamos música y reímos mientras me hacían otros 6 dreadlocks, o también 'bolitas de fieltro' (como las llama mi papá).

A pesar del clima lluvioso, fueron un par de días hermosos y relajantes.



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