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'Howdy' también conocido como 'cuánto extrañamos Colombia'

Publicat: 06.09.2018

Los últimos días en Cartagena los pasamos en su mayoría con Jordie (un neerlandés bastante loco) (incluido un curso de salsa espontáneo... ahora somos pros). Luego llegó el gran viaje de regreso... Primero tuvimos una agradable charla con el taxista en Cartagena, también en el aeropuerto todo estaba perfecto... Luego nos entregaron a manos de los estadounidenses y todo se volvió un caos. Los estadounidenses parecen seguir pensando que tengo algo raro, porque una vez más fui 'invitado' a un segundo chequeo muy, muy exhaustivo. Incluso el elástico de mis pantalones y mi diccionario fueron minuciosamente revisados (supongo que estaban buscando el polvo blanco...). Aunque fui el último, finalmente pude abordar el avión rumbo a Newark. Al llegar a Newark, llamamos al servicio de transporte gratuito de nuestro motel. Ellos dijeron que debíamos esperar frente a la puerta 9, lo cual hicimos por más de una hora. Volvimos a llamar y al parecer se referían a la 'otra puerta 9' (por supuesto, no teníamos ni idea de que había dos). Por eso tuvimos que tomar un taxi bastante caro ('La propina no está incluida' - 4 dólares de propina por un viaje en taxi de 5 minutos con un cliente poco agradable). Al llegar al motel, fuimos tratados de manera muy, muy grosera y también aquí tuvimos que pagar más de lo esperado ('El impuesto no está incluido'). Al llegar a la habitación, me di cuenta de que todo el champú en mi mochila se había derramado, y en el caso de Cony, fue el quitaesmalte... ¡fantástico! Alrededor de las 3 de la madrugada, nos fuimos a dormir y queríamos irnos lo más rápido posible de aquel motel algo inquietante y feo. Después de dejar nuestro equipaje cerca de la Penn Station, Cony se fue de compras y yo fui al Empire State Building. A partir de ahí, el día mejoró nuevamente (y los estadounidenses fueron un poco más amables, no se compara con Colombia, pero está bien). En el aeropuerto conocimos a algunos estadounidenses que volaban a un espectáculo de perros o algo así y tenían un brandy que debían terminar (estar un poco ebrio hace que el control de seguridad sea mucho más divertido 😉). Ahora ya estamos en Londres y estamos frente a tazas super cursis de 'Dios salve a la reina'. Definitivamente hemos experimentado un cambio cultural en los últimos 2 días, y de hecho ha sido repetido. Ya extrañamos Colombia, lo cual realmente solo demuestra que a ambos nos encantó el viaje. Aún así, estamos emocionados de llegar a casa. ¡Hasta pronto!

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