Publicat: 24.02.2018
23.2.2018
Mi amigo polaco Michal, a quien conocí el año pasado en Ecuador, sugirió que nos encontráramos hoy en Bacalar. Él haría autoestop por la mañana durante los casi 500 km desde Palenque, y yo conseguí un autobús más o menos económico. El lugar de encuentro fue un camping, ya que el buen hombre, lamentablemente, está bastante quebrado tras 1,5 años de viaje.
Alrededor de las 18 horas, llegué al mencionado camping y ya había asegurado un lugar, ya que no tengo tienda de campaña.
Ya hay algunas figuras extrañas aquí. Más bien del tipo de rastas y siendo mujer, realmente pertenezco a la minoría usando un sostén. Mi primer conocido fue un alemán que lleva tres años viajando con su máquina de escribir, en la que escribe poemas. Así es el ambiente de la gente aquí, de alguna manera, realmente genial.
Comí en un típico puesto de la calle, donde conocí a una familia mexicana que estaba de vacaciones en su propio país. El hijo mayor está desesperado esperando una beca para estudiar en Alemania. Quisieron comprarme una moneda de 1 euro, pero solo tenía 50 centavos, que por supuesto les regalé como amuleto de suerte para el hijo.
De regreso al camping, también llegó Michal después de un tiempo; era como si nos hubiéramos visto ayer y con unas cervezas seguimos sentados y conversando en el parque cercano durante un buen rato.
La noche fue menos genial; nuestro vecino de tienda roncaba tan fuerte que mis tapones para los oídos no sirvieron y, en general, fue lo más incómodo que he experimentado. Aparte de tener que decidir entre tener 100 mosquitos en la tienda o no poder respirar.
24.02.2018
En el mercado local conseguimos aguacates, pan, huevos y frutas para preparar el desayuno. Casi había olvidado lo increíblemente buenos que saben los aguacates en América Latina.
Luego fuimos a ver la hermosa 'Laguna de los 7 colores' y nos fuimos a nadar allí. Creo que raramente he visto algo tan hermoso. Aunque en lugar de los mencionados siete, nunca pude ver más de cuatro tonos diferentes de azul.
Por la noche hubo un evento en la Plaza Mayor, donde se presentaron danzas tradicionales, entre otras cosas.
25.02.2018
Nos recomendaron visitar el 'Cenote Negro'. En realidad, solo se puede llegar allí en kayak o en tour en bote, sin embargo, algunos locales que conocimos nos mencionaron un buen lugar donde se puede escalar una cerca y llegar así.
Dicho y hecho, tuvimos un muelle solo para nosotros, pudimos nadar y disfrutar de la hermosa vista. Solo un holandés, a quien ya habíamos conocido en el campamento, apareció en su kayak más tarde, rojo como una cangrejo porque no usó bloqueador solar. (Gran idea si vas a hacer kayak durante unas 3 horas)
Por la noche conseguimos algunas cervezas y relajamos en el campamento con la gente de allí. Dos españoles llegaron el mismo día, con quienes desde el principio conecté muy bien. Quisieron que viajara con ellos a Guatemala. Los dos eran realmente divertidos y la química era tan buena que pensé en ello por un momento, pero preferí quedarme en México por ahora.