Publicat: 13.03.2024
Día 46: Pasó el mediodía antes de que pudiéramos comenzar nuestro camino hacia Teruel. Llenar agua, vaciar el agua residual: el procedimiento habitual tomó más tiempo de lo habitual hoy. Tal vez era porque no queríamos irnos de verdad. Eso se hizo evidente cuando nos despedimos en una 'vuelta de honor' y todos nos saludamos. Carmen y Juan nos dieron la mano para despedirse. '¿Vuelves, verdad?', me preguntó Carmen con una sonrisa particularmente brillante. 'Sí, nos volveremos a ver', le prometí. Y promesa es promesa y no se rompe.
Carmen nos saludó hasta que se convirtió en un pequeño punto negro en el espejo lateral. No tuve mucho tiempo para reflexionar sobre ello, porque teníamos que ir a una gasolinera, preferiblemente a una que también tuviera gas para nuestras botellas de aluminio. Tengo una aplicación que me muestra las gasolineras de GLP en España, pero esta vez falló estrepitosamente. Quizás se confabuló con Google Maps en mi contra, porque después de los últimos tropiezos de Google ahora uso la aplicación de mapas de Apple para navegar. De todos modos, no había gas en esta gasolinera, y como el encargado tampoco era muy amable, no cargamos allí.
Según el medidor, nuestro combustible aún era suficiente para 250 kilómetros. Hasta Teruel había casi 300. Así que teníamos que repostar en el camino. Diésel y gas. Pasamos por cinco gasolineras, pero ninguna de ellas tenía gas. En la quinta gasolinera llenamos diésel. El encargado dijo que podríamos conseguir gas GLP en Segorbe y nos mostró la gasolinera en mi iPad. Fue un pequeño desvío, pero lo acepté encantado. Todavía tengo las palabras de Ricci en mis oídos: 'Si puedes conseguir combustible, gas o agua en algún lugar, llena, llena, llena. Nunca sabes cuándo volverás a tener la oportunidad.' Ok, ese era su lema para nuestro viaje del año pasado por Marruecos. Pero para mí, es válido en todas partes.
Llegamos a Teruel poco antes de las 16:00. Hoy estamos bajo un poderoso puente y también pasaremos aquí la noche. El 1537 comenzó la construcción del acueducto Los Arcos y duró más de 150 años. Este puente equilíbraba la diferencia de altura entre el Teruel medieval y el moderno. Caminamos hacia el centro histórico y nos recompensaron, además de una gran porción de helado con nata, con hermosas edificaciones de la época de los Mudéjares, que son musulmanes que vivieron bajo un dominio no islámico en un país no islámico. La obra más impresionante es la Escalinata de Teruel, una escalera decorada y elaborada que conduce al centro del casco antiguo.
Para Teruel, lo mismo que para Carmen: '¡Sí, nos volveremos a ver!' Pero esta vez por más de medio día.