Publicat: 15.06.2023
15.06.23
Hoy pudimos dormir hasta tarde - hasta que las cortadoras de césped comenzaron a rugir. Jan y yo fuimos a la ciudad con las ruedas más pequeñas del mundo para comprar baguettes y, de paso, también terminamos en una chocolatería con bombones caseros. No pude resistirme a llevarme algunos. Después de un desayuno muy relajado y demasiado caliente, emprendimos el último trayecto.
Para los pocos kilómetros por el río, intentamos tomarnos nuestro tiempo. Observamos garzas grises en sus nidos y nos movíamos lentamente. Ni siquiera en el último día deberíamos poder pasar por las esclusas sin problemas, había una avería. A estas alturas, puedo reportar como un profesional en francés las esclusas rotas a la vigilancia del río.
Pasamos por nuestro puerto de salida y ya cargamos la primera tanda en el auto. Una corta visita al supermercado después (por las tres B más populares de las vacaciones: baguette, brie y cerveza), ¡y nuevamente zarpamos! En este canal podemos atracar sin necesidad de un amarre y así podemos disfrutar de la última noche completamente solos en la naturaleza.
Volvemos a poner los SUPs en el agua, y hasta Lara, que al principio era reacia, logra recorrer cientos de metros de pie sin caerse al agua.
Y mientras floto aquí en el SUP, escucho todo y nada. El viento en las copas de los árboles, los diferentes pájaros, ovejas y gallinas de la granja cercana.
De vez en cuando un pez salta del agua y vuelve a caer con un pequeño chapoteo. Es mucho más tranquilo que la vida cotidiana. Como cada día, nos acompañan una increíble cantidad de libélulas, la más común es la libélula de alas azul oscuro.
Es una perfecta última noche en las Ardenas francesas, mañana haremos una breve parada en Champagne - un must para el pescado.