Publicat: 16.09.2018
Desde 1829, cuando se descubrió una fuente de agua mineral en Borjomi, todo en este tranquilo pueblo gira en torno al agua, a la que se le atribuyen efectos beneficiosos para problemas estomacales. Ya en tiempos de los zares y luego en tiempos soviéticos, se construyeron cubiertas para las fuentes, se establecieron baños termales y se embotelló el agua.
Donde ya se habían recuperado la aristocracia rusa y renombrados compositores, para nosotros era lo suficientemente bueno como para tomarnos unos días con más tranquilidad. En el parque del balneario, nos servimos el agua beneficiosa directamente de la fuente y así nos sentimos fortalecidos para una excursión de un día al monasterio en las cuevas de Wardzia y la fortaleza de Rabati en Achalziche, cerca de la frontera con Turquía.
Rodeados por el Pequeño Cáucaso, rápidamente nos calzamos las botas de senderismo. Antonia tuvo la oportunidad de estrenar su mochila y parecía bastante satisfecha con la comodidad.
Ya habíamos escuchado mucho sobre Tbilisi. Así que estábamos ansiosos por conocer la capital.