Publicat: 15.08.2022
Todos hablan maravillas de San Sebastián, la ciudad del Atlántico en el País Vasco español, donde se habla un idioma, ¡el catalán no se compara! Y todos tienen razón, Donostia es una joya. Sin embargo, dado que es Semana Grande (Asunción de María), aproximadamente 500,000 personas más tienen ganas de vacaciones junto al mar con fiestas interminables. Aquí ya se puede ver cómo se mueven por una de las tres bahías, alrededor de las ocho y media de la tarde:
La ciudad me baña en felicidad viajera: en BlaBlaCar conocí a dos damas muy dulces con las que pasé dos tardes, comiendo pintxos (que son tapas aquí) y recuperando mi total necesidad de helado, que había descuidado hasta ahora. Teresa y Lola aman la ciudad y por eso también son mis guías turísticas. Las dos son el equilibrio perfecto para mi primer extraño couchsurfer en todo el viaje. Bueno, ¿qué puedo decir? Iñaki no es aterrador ni peligroso, pero creo que tiene algunas manías. Al entrar a su loft, me grita que por favor me quite los zapatos antes de que pudiera siquiera preguntar. Pero lo más divertido fue su descripción de cómo debía ducharme, recibí una guía fotográfica para ello, ¡no es broma! Sus gatos, que espero que sean solo sus gatos, los supervisa con una cámara y a menudo apaga o enciende la luz de forma remota (incluso cuando no está en casa). Bueno, dejemos eso. Al día siguiente, ya me recibe Ramunxto, él y sus dos compañeras de cuarto hacen que mi tiempo aquí sea un placer absoluto. Durante el día hago excursiones “deportivas” y disfruto del mar, por la noche toda la casa está “en la calle”, es decir, en fiesta.
De esta manera ya empiezo a sudar bastante, lo cual no se debe solo a la humedad. Las hojas afiladas en los senderos costeros apartados saben cómo defenderse.
En mi excursión ciclista deportiva al monte más alto aquí en la costa, que por cierto ya está verde otra vez, debí haber causado una impresión lamentable. La bicicleta era demasiado grande y chirriante mientras me esforzaba por subir la colina, cuando Antonio (76) me alcanzó y comentó mis piernas: se podía apreciar que no ando en bicicleta... gracias, eso duele. :D pero él no lo decía en serio y estaba muy feliz de acompañarme hasta la cima para contarme sobre su vida como jubilado. En una de sus dos casas también podría haberme quedado, pero estoy muy contento con Ramunxto.
Qué rápido pasa el tiempo aquí. Después de casi 5 días, es hora de regresar a Francia. Ya me da un poco de pavor tener que hablar en francés de nuevo. Pero tal vez la pausa me haya hecho bien.
¿Qué me llevo de España? Como he cruzado tantas regiones y he conocido a personas de lo más diversas, las impresiones están muy ligadas al lugar y a la gente. Pero lo que casi todos tienen en común es la cercanía entre ellos. A menudo me doy cuenta de que se acercan demasiado a mí, aunque nunca lo hacen de manera intrusiva, simplemente es la forma de ser de los españoles (lo mismo con los franceses). Y lo que más me conmovió fue el afecto y la familiaridad entre amigos aquí. Como si todos fueran una gran familia.