Publicat: 08.12.2018
No hemos dormido tan largo como hoy en todo el viaje. Hasta las 10:00. ¿Eso no habla de una cama ultra cómoda, verdad?
Ayer ya investigamos que aquí, además de vino, buena comida y playa, no hay mucho más que ver.
El sol brilla desde un cielo perfectamente azul
y nos invita a un desayuno en nuestra terraza.
Dicho y hecho.
Nuestra alojamiento es tan bonito que no queremos irnos.
Además, en el calor del mediodía no se supone que uno salga. Así que tomamos un café, otro y otro más.
Escribo en el blog, Carsten busca imágenes, yo me tomo el sol, Carsten juega candycrush o algo así en la sombra.
Por la tarde decidimos dejar este paraíso y conducir al siguiente pueblo. Quizás encontremos allí algunos recuerdos.
Matakana, un pequeño lugar con algunas tiendas, un cine y algunos restaurantes. No encontramos souvenirs, pero sí una deliciosa hamburguesa de cerdo desmenuzado en el que aparentemente es el bistró más de moda.
De todos modos, estaba lleno y eso habla por sí mismo.
Una rápida selfie en la playa.
Con una copa de vino disfrutamos del atardecer.
Y gracias al cielo despejado, también podemos ver el cielo estrellado