Publicat: 21.12.2018
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El viernes mi camino me llevó por primera vez hacia el norte. Lo que trajo este cambio de dirección fue que el mar estaba al otro lado. El sol brilla toda la mañana en mi espalda y el viento a partir de ahora vendrá probablemente desde adelante. Tendré que acostumbrarme a eso. Después de la primera parte de la ruta ya podía intuir lo que pronto me esperaba. Se veía el horizonte multicolor, ya no solo azul, también gris, rojo y naranja. Smog. El lado oeste de la isla está densamente poblado y tiene mucha industria. Por eso, la naturaleza queda un poco relegada en los próximos días. Ayer decidí que hoy solo conduciría por la mañana y después de 65 km tomaría un ferry que me llevara a la isla Lambai. La isla me fue recomendada por Sally, una suiza en el último albergue. Por la naturaleza y una playa donde diariamente, alrededor de las 15 horas, unas 200 tortugas marinas utilizan la bahía para dormir. La isla en sí es todo turismo de alto nivel. Hay 3 compañías de ferry que casi salen cada hora. Muchos hoteles y puestos de venta. Llevé mi bicicleta a la isla y la rodeé a medias. La playa mencionada no es apta para nadar debido a los corales. Pero las tortugas vinieron, como se prometió. Seguro vi unas 20 en las olas, que siempre estiraban sus cuellos sobre el agua. Nunca había visto a los animales en tal cantidad y tamaño. Luego regresé en ferry a Donggang, donde pasaré la noche. Lamentablemente no tomé muchas fotos, fue a pesar de los solo 80 kilómetros diarios, una pequeña lucha.
Saludos cordiales