Foilsithe: 25.08.2018
Dunediin....Duneden....Danieden? Tuvimos que intentar un poco cómo se pronunciaría correctamente esta ciudad y finalmente optamos por la variante del simple alemán. Sutilmente equivocados, como nos dimos cuenta cuando una confundida cajera que amablemente nos preguntó por nuestro próximo destino no pudo identificar este lugar. Rápidamente nos aclararon: se pronuncia Dunieden. Ahhh...nunca se deja de aprender.
Lo que sí sabíamos era lo que queríamos hacer en Dunedin. Junto a un centro urbano atractivo y una magnífica estación de tren antigua, esta área es principalmente conocida por una cosa: la posibilidad de observar pingüinos y leones marinos en su hábitat natural y acercarse mucho a ellos. Rápidamente nos informamos y decidimos probar nuestra suerte en la playa cercana, en Sandfly Bay. El nombre en sí promete al menos en verano mucha molestia con las indeseables moscas de arena, que pican a todos los que no estén debidamente rociados con spray anti-moscas de arena. Sin embargo, hasta ese momento, no habíamos visto (ni sentido) ninguna de estas criaturas, así que emprendimos el camino animadamente.
Al llegar, primera esperándonos había un camino bastante empinado hacia las dunas y varios letreros informativos que explicaban las reglas de etiqueta generales y más información sobre los leones marinos y los pingüinos. ¿Regla número 1? ¡No te acerques demasiado! Por favor, debes dejar al menos 20 metros entre tú y los animales y no ponerte entre el animal y el mar. De lo contrario, podría haber un comportamiento defensivo. Claro, nada de eso...así que bajemos.
Tan escépticos como éramos al principio, ahora estábamos atónitos. Porque, de hecho, en la playa ya se revolvía el primer león marino justo en la entrada. Reposando de lado, esta gigantesca criatura disfrutaba del sol...y no se dejaba molestar por nadie. Nos acercamos con un poco de reticencia y tomamos las primeras fotos. Un poco más abajo en la playa, ya comenzamos a ver más blobbs oscuros en la arena y quizás media docena de personas que paseaban dispersas por toda la playa. Poco a poco comenzamos también a caminar a lo largo de la playa y vimos más leones marinos. Contrario a lo que esperábamos, los *animalitos* también son muy ágiles y rápidos en tierra, como nos dimos cuenta cuando tres machos jugaban a