De regreso, camino a Vilnius

Publicat: 28.06.2023


El área exterior de un restaurante en Vilnius, donde un camarero ahuyenta las palomas con una manguera de agua. En el menú hay platos lituanos, elijo sopa fría de remolacha, ñoquis de papa con relleno de carne, acompañado de Kwas y una cerveza. Cocina étnica para lugareños y turistas por igual, un poco kitsch y aun así auténtica. Empieza a llover.

Una ocasión bienvenida para anotar impresiones del viaje.

Desde hace algunos años, la capital de Lituania es considerada un 'secreto bien guardado', de acuerdo a lo que opinan los 'insiders' (por ejemplo, Lonely Planet, Berliner Morgenpost). Ya en 2009, la ciudad llevaba el título de 'Capital Europea de la Cultura'. En 2015, Lituania adoptó el euro.

Decidí viajar al este de forma muy repentina. La semana pasada se concretó. Reservé un billete de autobús para la conexión directa Berlín-Vilnius, 18 horas durante la noche atravesando Polonia. La mayor parte del tiempo dormí sin problemas, aunque las paradas estaban programadas de tal manera que cada dos horas se encendía la luz. Bueno. En el último tramo, en la zona fronteriza de la ciudad polaca de Suwałki, el autobús abandonó la autopista y pude observar cómo cambiaba el paisaje (más bosques) y la arquitectura (casas de madera por un lado, Lidl, Aldi y Kaufland por otro lado).

Además, en Internet me enteré de que esta estrecha región fronteriza polaco-lituana, a la altura del exclave ruso de Kaliningrado, tiene un significado militar especial tanto para la OTAN como para Rusia.

Al llegar, me sentí recordar mi tiempo como mochilero. Cargué mis siete cosas y me dirigí al albergue. En la recepción fui recibido en inglés australiano. Jimmy Jumps House cumplía con todos los clichés de un refugio de mochileros, incluido un bar en el albergue. Lo nuevo era que se pedía quitarse los zapatos en la entrada. Está bien.

Después de una larga siesta, mitigué mis primeras impresiones con una cerveza fría. Vilnius me recordó a Leópolis. Ambas ciudades están marcadas por el barroco y cuentan con una rica historia judía y polaca. No estaba tan equivocado, como me confirmó Wikipedia.

Lituania forma parte de un corredor cultural e histórico que se extiende desde el mar Báltico hasta el mar Negro, una región que abarca aproximadamente lo que hoy es Lituania, Bielorrusia y la parte occidental de Ucrania. Después de la Primera Guerra Mundial, un Polonia imperialista intentó restaurar su antigua hegemonía en esta región haciendo referencia a la Edad Media y anexó la región de Vilnius de la joven República de Lituania (independiente de Rusia desde 1918). Vilnius estaba predominantemente poblada por polacos y judíos. Hitler y Stalin pusieron fin a esos planes de manera abrupta. Polonia se desplazó hacia el oeste y Lituania, con Vilnius como capital, fue degradada a una república soviética.

Por la noche llovía y pasé mi tiempo en el albergue, donde finalmente pude ponerme a leer. Al lado, británicos, franceses, australianos y alemanes de veinte años intercambiaban sus planes. Mi batería social estaba prácticamente vacía y me alegraba de volver a mi cama.

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