Publicat: 18.01.2019
En nuestro último día en Holanda alquilamos bicicletas para recorrer las dunas hasta Den Helder. Al principio pensé que era una buena idea, después de todo, Den Helder no está muy lejos y además Holanda es plana, así que no debería ser un problema. Sin embargo, olvidé las dunas. Sin una transmisión considerable y además con viento en contra, las pendientes pueden ser bastante agotadoras. Sin embargo, en el camino de ida todo estaba relativamente bien. Más sobre el camino de regreso más tarde.
El paseo por las dunas fue realmente hermoso, creo que es casi lo único en paisaje que Holanda tiene para ofrecer. Sin embargo, el camino hasta Den Helder se hizo bastante largo, aunque solamente eran 6 km. Sin embargo, finalmente llegamos al destino y primero fuimos a la 'zona urbana', si se le puede llamar así. No hay mucho aquí, aparte de algunas tiendas y restaurantes. Así que el paseo por la zona peatonal tampoco duró mucho. Encontramos una tienda de pescado donde compramos Kibbeling y papas fritas (nuestro objetivo secreto en esta misión).
Siguiente objetivo: Fuerte Kijkduin. Este se encontraba de todos modos en nuestro camino de regreso. Tomamos el camino sobre el dique. Aquí podíamos andar directamente junto al mar. Sin embargo, el viento ya había alcanzado una magnitud tal que apenas podíamos avanzar. En algún momento decidimos que era más inteligente empujar las bicicletas el último tramo, eso era más rápido y también menos agotador. Solo había que subir la colina, y después el fuerte apareció en la vista. ¡A refugiarse del calor y el viento!